
Ciertos jugadores parecen magos cuando desde afuera de la cancha uno los ve siempre bien parados, y llegando a bolas increíbles sin desplazamientos espectaculares. Más allá de que sería más interesante creer en la magia, este hecho casi sobrenatural tiene una explicación: el anticipo. Saber leer la jugada del rival puede ahorrar pasos y aire. Aquí un pequeño manual sobre el místico asunto de la adivinación.