Actualizado: 05/08/2020
Estamos jugando bien, los contrarios no saben que hacer, no ven la bola,… Nos sentamos en el cambio y a la vuelta empiezan a jugarnos más despacio, a ralentizar el juego, a alargar los puntos y nosotros empezamos a fallar, nos desesperamos y de pronto nos encontramos que no sabemos que hacer porque la bola lenta nos está matando.
¿Por qué pasa esto?
Normalmente al jugar a mayor velocidad estamos más en tensión, más concentrados ya que la bola nos viene rápido y no tenemos tiempo para distraer nuestra mente en otras cosas.
Al venir la bola más lenta empezamos a pensar de más, ya que nos da tiempo a pensar si la tiro a un lado o a otro, más fuerte o más despacio; a parte de esto intentamos imprimirle más velocidad a la bola para volver a la dinámica que nos estaba haciendo ganar… esto si no se está bien concentrado conlleva al error y éste error a la desconfianza y de pronto nos encontramos que estamos abajo en el marcador y no sabemos cómo salir de esta situación de bolitas lentas que no hacen ningún daño y encima cuando queremos darle velocidad las tiramos fuera.
Así que cuando nos bajen el ritmo, primero intentar mantenernos como nos encontrábamos cómodos y si no somos capaces porque empezamos a fallar, empezar a jugar bolas con un poco menos velocidad pero con peso esperando la bola fácil para acelerarla y así poco a poco volver a la velocidad de bola que habíamos perdido.
Y sobre todo, no desesperarse porque es ahí donde estaríamos perdidos y es lo que los contrarios buscaban.
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