Actualizado: 18/07/2017
El tipo de mensaje que nos mandamos a nosotros y a nuestros jugadores/compañeros, y cómo lo interpretemos determina nuestro funcionamiento. Si somos capaces de centrarnos en lo que podemos hacer, valorando todas las alternativas y haciendo lo máximo “realmente” en cada momento, nuestro rendimiento será óptimo. Esa es la diferencia entre los jugadores/as de pádel que utilizan ideas potenciadoras y los que no (los que utilizan ideas limitantes).
Un jugador, antes de entrar el partido: “Otra vez jugamos contra éstos. Otra vez palmamos hoy”. O bien: “tenemos un partido difícil. Vamos a valorar cómo estamos hoy, qué podemos hacer y cuáles son las opciones de tener vencer a los contrincantes. Vamos a hacer lo mejor que podemos hacer”.
Un entrenador desde el banquillo: “¡Pero qué hacéis! ¡Es que no sabéis jugar al pádel!”. O bien. “Parece que las cosas ahora no nos salen como querríamos. Vamos a centrarnos en lo que sabemos hacer bien y, aunque los rivales nos lo ponen difícil, vamos a dar lo máximo que tenemos para tener el máximo de opciones de derrotarlos”.
Un jugador, antes de empezar un punto decisivo, le dice al otro: “¡Tío! No me falles la bola ahora. No hagas como siempre. ¡Haz el favor de ganar el punto como sea y no ser tan cagón!”. O bien “¡Tío! Vamos a jugar como sabemos. Recuerda lo que hemos hecho bien en este partido y hagámoslo. Vamos a disfrutar de este apasionante punto!”.
Y así podríamos seguir y seguir…
¿Qué diferencia hay entre el primer mensaje de cada párrafo y el segundo? ¿Qué efectos tiene en el jugador el pensar o recibir un mensaje u otro?
El tipo de mensaje que nos mandamos a nosotros y a nuestros jugadores/compañeros, y cómo lo interpretemos determina nuestro funcionamiento. Si estamos constantemente pensando en el error, en aquello que nos puede pasar si fallamos; si utilizamos ideas absolutas, que nos alejan de la realidad; si, por ejemplo, generamos emociones negativas relacionadas con la rabia o la frustración; o si estamos demasiado pendientes de “lo que deberíamos haber hecho”, de “qué pasará si gano este punto” o de “a ver si acabo ya este partido”, nuestro óptimo rendimiento está en serio peligro.
En cambio, si somos capaces de centrarnos en lo que podemos hacer, valorando todas las alternativas y haciendo lo máximo “realmente” en cada momento, nuestro rendimiento será óptimo.
Esa es la diferencia entre los jugadores/as de pádel que utilizan ideas potenciadoras y los que no (los que utilizan ideas limitantes).
La manera en que nos mandamos los mensajes, tanto el qué nos decimos como el cómo, determina claramente nuestro funcionamiento. Aprendamos a utilizar ideas potenciadoras para rendir a nuestro máximo nivel. Este es un trabajo que se debe automatizar, adaptándolo a cada jugador, pareja, equipo… pero que, cuando se maneja, los resultados son fantásticos: el jugador hace lo mejor que puede hacer en cada momento y durante todo el partido. ¿Difícil? Una parte más del entrenamiento.
Os dejamos un par de videos donde explicamos la importancia de manejar adecuadamente los mensajes para que sean potenciadores y no al revés.
Y recuerda ¡Haz aquello que te ayuda, lo que te perjudica, apártalo! ¡Utiliza ideas potenciadoras!
Deja una respuesta