Actualizado: 20/08/2023

Las fiestas navideñas son fechas típicas para volver a casa con la familia y, a veces, en el caso de las estrellas del pádel, hacer alguna aparición en la televisión de su ciudad aprovechando la visita. Así lo ha hecho el bueno de Miguel Lamperti en el programa Somos Deporte Bahía donde le hemos podido ver en un vídeo junto a Paula Eyheraguibel.
Lamperti sigue al pie del cañón y no sólo acaba de ser finalista en el World Padel Tour sino que ha protagonizado alguno de los puntos más espectaculares del Máster Final. Fuera de la pista ya sabíamos su afición por competir en otras modalidades; recordamos aquella ocasión en la que se le pudo ver en un popular programa de televisión mientras participaba en un torneo de póquer (donde, por cierto, obtuvo bastante buen resultado). Ahora, en la televisión argentina, le hemos podido ver en una partida de dardos.
Es obvio que toda la escena (a partir del minuto 5:40) es cómica y no tiene más intención que entretener, pero también se nota que, en primer lugar, no ha jugado mucho a los dardos y, en segundo, aunque se lo toma con la deportividad y el buen carácter que le caracteriza, no le acaba de hacer mucha gracia perder.
Se despide el programa y en lo que piensa Lamperti es en que se va a comprar una diana para practicar y poder cobrarse la revancha el año que viene. Es la prueba de que un deportista de élite se levanta y se acuesta siéndolo, los 7 días de la semana, las 24 horas del día.
Ser competitivo es un rasgo común a todas las personas que juegan en un alto nivel, y el pádel no iba a ser una excepción. Por eso es habitual que los deportistas practiquen más deportes que el suyo propio o compitan de algún otro modo fuera de su propia actividad. No sólo a Lamperti le ha dado por el póquer, a futbolistas como Gerard Piqué, al ex futbolista Ronaldo o el golfista Sergio García se les ha visto compitiendo en torneos de muy alto nivel. Al ex portero de fútbol Santiago Cañizares le dio por los rallies; al ex jugador de la NBA Michael Jordan por el golf… Hay muchos ejemplos. Hay incluso quien, como la británica Rebecca Romero, ha ganado medallas olímpicas en dos deportes completamente distintos (ciclismo y remo).
Hasta cuando un deportista se retira suele intentar seguir ligado a la competición, aunque no pueda hacerlo físicamente. Bien sea como gestor o como entrenador, en su deporte o en otro. El último ejemplo es el tenista Andy Murray, que acaba de decir que cuando cuelgue la raqueta se pasará al fútbol. La cuestión es seguir disfrutando de esa adrenalina de escalar posiciones, de ganar.
El pádel es un deporte puramente recreacional para muchos que lo practican. Aún así siempre hay algo que ganar: mejorar este o aquel golpe, aguantar partidos más largos, practicar más a menudo. Ganar es lograr objetivos, por eso es bueno que haya algo de competitividad.
Ese espíritu competitivo se convierte en algo fundamental cuando se quiere dar el paso de la práctica del pádel como una actividad de ocio a jugar con el objetivo concreto de ganar un torneo. Todo el mundo que juega lo hace porque le gusta, muchas veces porque le apasiona, pero si no hay una verdadera voluntad de ganar siempre, no se va a poder competir a ningún nivel. Las ganas de vencer, independientemente de que se acabe logrando o no, son fundamentales para poder hacerlo.
A veces se tiene cierto recelo a admitir que uno es competitivo, como si fuera algo negativo. Y no lo es. La competición es fundamentalmente contra uno mismo; competir de una manera íntegra y sana no es más que intentar mejorar constantemente.
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