Actualizado: 31/07/2017
Quiero iniciar esta colaboración con Padelgood, analizando la actualidad de nuestro deporte profesional desde otro perspectiva, y debemos empezar por desgranar el World Padel Tour como marca, y el pádel profesional como producto.
Una de mis labores profesionales es la de estar en continua comunicación con directores de marketing para conocer sus necesidades en cuanto al plan de patrocinios de sus compañías, y así poder ofrecerles el producto que dé respuesta a sus expectativas.
Debo confesar que el comentario más repetido en cuanto presento el proyecto del WPT y a los jugadores a los cuales represento es:
[quote align=”center” color=”#999999″]”Claro que juego al pádel, pero no conozco el circuito profesional“[/quote]
!Ahí está la clave¡ La distancia abismal entre el número de practicantes y el número de consumidores pasivos.
Esto nos debe llevar a un proceso de reflexión, y la primera pregunta que debemos hacernos es; ¿tenemos un producto lo suficientemente atractivo para su consumo como espectador? El análisis a este paradigma podemos resumerlo en tres aspectos fundamentales.
1. La parte deportiva podría ser la primera en la que pondríamos el foco, pero cuya labor en cuanto análisis y evolución, debe recaer principalmente en los técnicos y jugadores/as.
2. El segundo punto es conocer si el circuito como marca y sus espacios de hospitality, village, business area, restauración, etc., responden a las necesidades de los posibles espectadores y patrocinadores, tal y como se estructuran en otros deportes y a los cuales llamamos “touch points” o vivencias de asistencia al partido.
Cada vez más los patrocinios deportivos se muestran como acciones globales, alejándose de la simple compra de un espacio en una camiseta o una valla publicitaria. Las marcas buscan revalorizar y reforzar la percepción que tenemos sobre ellas a través de sensaciones y recuerdos que nos alcancen a los consumidores/clientes, asociando su imagen a deportes que proporcionan una empatía y unos valores que difícilmente se alcanza en otros ámbitos de nuestra vida diaria. Por ello, a estos espacios y servicios anexos a la propia acción deportiva, se les debe prestar una vital atención por parte de los organizadores, ya que necesitamos de un marco de calidad para implementar la relación con los patrocinadores y fidelizar a nuestros espectadores.
Bajo mi punto de vista, el World Padel Tour tiene todavía mucho trabajo que desarrollar en este área y no debe dejarlo como un aspecto residual o secundario. Sería positivo no poner siempre como referente al tenis, y encontrar en otros deportes mucho más consolidados, acciones e inercias exportables que nos ayuden a madurar y a explotar nuestros valores diferenciales.
3. Y la tercera pata de la silla es la más determinante. ¿Existe un plan de comunicación y difusión del WPT? ¿Tenemos un producto que cumpla con unos estándares mínimos de calidad para poder reproducirse en medios audiovisuales?¿Quién tiene la responsabilidad de liderar este proceso? La respuesta merece un análisis más pormenorizado y lo abordaremos en otra ocasión.
Espero que me acompañéis en este viaje “mercadoniano” alrededor del pádel y os resulte interesante una nueva visión de nuestro deporte…
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