Actualizado: 17/08/2018
Lleva desde los 16 años en el circuito profesional de pádel. Esa sapiencia que le ha dado la competición la imparte a todos sus alumnos del Lasa Sport. Será el único ‘vallisoletano’ que tomará parte en los VI Internacionales Ciudad de Valladolid. Reconoce que es la primera vez en su carrera que solo quiere disfrutar jugando.
Llega el Ciudad de Valladolid en el Pádel Pro Tour…
Es muy ilusionante jugar en la ciudad que vives. Lo espero con ganas. Te preparas más fuerte porque sabes que tienes que jugar ante tus amigos y tus alumnos. Este torneo no se me ha dado bien, aunque espero que este año sea al contrario.
¿Le provoca más ansiedad jugar en Valladolid?
Llevo 18 años como profesional y esto es un regalo. Cuando era más joven sí existía esa presión, ahora no.
Mójese, ¿quién va a ganar en Valladolid?
Díaz-Belasteguin o Mieres-Lima. Es verdad que han ganado cuatro parejas diferentes los cinco torneos que se llevan del Pádel Pro Tour, pero apuesto por las dos mejores parejas del ‘ranking’, aunque es verdad que cualquiera de las seis primeras puede conseguir el triunfo.
Está enseñando a jugar al pádel a los lectores de El Norte de Castilla.
Hicimos seis clases de nivel iniciación y otras seis de perfeccionamiento. Están grabadas y ahora cada domingo se agrega una clase. Además de la competición, estoy centrado en la enseñanza. Me encanta que la gente mejore y a través de este medio llegas a mucha gente y a lugares impensables.
¿Por qué engancha tanto el pádel?
Debido a que de inicio resulta sencillo. Técnicamente es fácil de dominar y juntarse cuatro amigos a jugar, también. En comparación con el tenis, el pádel no es tan complicado. Después de cinco o seis clases te puedes poner a jugar partidos. Es muy social al jugar con otras tres personas.
Dicen que es una bicoca para profesores de pádel, tiendas especializadas, traumatólogos y fisios.
El tema médico es real, porque en el pádel aterriza gente sin preparación y sin haber hecho en la vida deporte. Comienza a jugar porque es fácil y termina haciéndolo mucho porque consigue llegar a las bolas. Esa esfuerzo lo paga. El pádel está de moda, todo el mundo quiere aprender y cualquiera se dedica a enseñar. Con el tiempo solo trabajarán los profesores que tienen nivel, los que se encuentran preparados de verdad.
¿Lo más gratificante es enseñar a los niños?
Sin duda. Lo he hecho toda la vida. Empecé en Argentina y al menos diez de aquellos jugadores fueron a la selección nacional. Otros llegaron a profesionales como Nela Brito y Silvana Campus (cuarta pareja en el Pádel Pro Tour), Daniel Sandoval o Juan Manuel Vázquez. Lo más gratificante es que una persona pueda vivir de lo que tú le has enseñado. También es grato que algunos de tus alumnos sean ahora profesores. En este caso, pasan del centenar.
¿Cómo compagina su faceta de entrenador con la competición?
Trabajando todo el día (risas). Entrenó a las ocho de la mañana físico y al mediodía juego al pádel. Y a eso hay que sumar seis horas de clases. En total le dedicó entre ocho y nueve horas al pádel. Aguanto este ritmo porque me gusta lo que hago y me siento afortunado por ello. Valoro tanto haber sido jugador de prestigios como ser entrenador de primer nivel.
¿Para cuándo un vallisoletano en la élite?
Hay varios jugadores que están en categoría cadete y juvenil que en tres años podrían estar jugando el Pádel Pro Tour. Es un objetivo complicado, ya que en Valladolid no hay precedentes de grandes jugadores, pero con trabajo se puede lograr.
¿Qué objetivo se ha marcado en la competición para este año?
Mi meta es ganar partidos importantes, la mayor cantidad posible. Después de tantos años de sacrificarme, es la primera vez que estoy intentando disfrutar de la competición. Hace dos torneos ganamos a la pareja Nerone-Gutiérrez, sexta pareja del ‘ranking’. Con trabajo seguro que llegan los resultados.
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