Actualizado: 17/05/2018
Muchas veces cuando tratamos de aconsejar sobre una pala nos encontramos con el problema de que muchos aficionados no sabemos diferenciar entre potencia y salida de bola, confundiendo un término con el otro. A veces cuando nos asesoran no entendemos porque una pala que tiene mucha potencia, no nos gusta, o al revés; buscamos salida de bola y una pala con ésta no nos convence. En este artículo queremos diferenciarlos respecto a otra característica de las palas: el control.
Debemos definir en primer lugar los distintos términos:
La salida de bola es la velocidad que adquiere la pelota cuando impacta con la pala de pádel y sale rebotada. Por lo general como ya comentamos otras veces, la pala blanda hace que a menos fuerza, la pelota salga rebotada con más velocidad gracias al efecto rebote que se crea.
En cuanto a la potencia se define de la siguiente manera: la potencia física aplicada sobre un cuerpo sólido rígido es el resultante del producto de la fuerza resultante aplicada por la velocidad. De esta manera, nos damos cuenta que son importantes dos cosas: la fuerza y la velocidad.
El control es la capacidad de una pala de pádel para reaccionar a nuestras intenciones, es decir, la correspondencia de lo que nosotros intentamos al golpear una pelota con lo que realmente sucede tras el contacto.
Por lo general la salida de bola va en contra del control, pues a mayor velocidad los jugadores perdemos control sobre la pelota y esto hace que una pala tenga más salida de bola y menos control, o al contrario, una pala que suele tener más control tendrá menos salida de bola. Aunque las marcas pelean por lograr la pala más completa que combine todas las variables para conseguir la mejor arma.
En este sentido, debemos dejar claro que muchas veces los aficionados hablamos de potencia cuando queremos hablar de salida de bola, debido a una sensación parecida y debido principalmente a una falta de técnica. Es decir, muchas veces cuando tenemos una pala blanda, la pelota sale rebotada a más fuerza y este efecto rebote nos favorece en el remate, pero lo cierto es que con una técnica depurada la pala blanda nos restaría potencia al entrar la pelota más dentro de la pala y así aumentar la resistencia.
La salida de bola sobre todo se nota en defensa y en la volea, ya que a menor esfuerzo la pala blanda nos va a ayudar a darle más velocidad o profundidad a la pelota. El problema surge precisamente normalmente en la volea, pues la pelota sale demasiado rápido rebotada y esto hace que no podamos controlar muchas veces su dirección o traducido en otros términos, que la pelota no siga nuestras intenciones.
En cuanto a la potencia, sucede algo similar, golpeando técnicamente bien y delante, la pelota adquirirá más velocidad. Pero si acabamos golpeando mal o tarde la pala blanda nos dará más potencia ya que la pelota no entrará tanto como debería y ahí la pelota saldrá más rebotada. Por eso, generalmente los jugadores de iniciación o de nivel bajo suelen preferir la pala intermedia-blanda porque les ayudará más en el juego y los jugadores de nivel medio o avanzado prefieren la pala intermedia-dura porque les dará más control en todos los golpes aunque la pala a veces les penaliza al no aportarle salida de bola.
El control de la pala, no lo medimos como el control del jugador, sino lo que nos ofrece la pala para que la pelota haga lo que nosotros queremos hacer. Por eso un jugador con mucha técnica prefiere una pala dura que no descontrole su juego, mientras que a un jugador con menos técnica necesitará la pala menos dura como ayuda en determinadas parcelas.
Así, es interesante siempre tener en cuenta esta trilogía: control, potencia y salida de bola, para encontrar lo que buscamos y ser correctamente asesorado.