Actualizado: 15/07/2017
Aranzazú Osoro es una joven de 15 años que cursa los estudios secundarios en el Colegio Plaza Mayor y muy reconocida en el ambiente del padel nacional. Tal es así que desde el 17 y hasta el 23 de octubre la paranaense estará disputando el Mundial de Padel Juvenil que se desarrollará en la ciudad de Melilla, España. En la cita ecuménica habrá más de 200 participantes, de 10 países diferentes, los cuales se dividirán entre las categorías Infantil, Cadete y Junior. En pocos días más, precisamente 9 de septiembre, comenzará con los entrenamientos que serán fin de semana por medio en Buenos Aires junto al resto de los integrantes de la selección argentina. Por otra parte, Aranzazú lleva un apellido muy ligado al deporte de la capital entrerriana ya que es hija de Hugo Pipa Osoro, ex cuidapalos de Atlético Paraná, Patronato, Universitario, Deportivo Italiano, Atlético Uruguay, entre otros equipos. En una extensa charla con ANALISIS DIGITAL contó intimidades sobre su vida privada y deportiva. “Tengo muy buenas expectativas pero hay que ver como se prepara el equipo porque una sola no hace nada”, dijo.
Gabriela Bresin (especial para ANALISIS DIGITAL)
Aranzazú Osoro nació en Paraná el 3 de junio de 1996, es hija única de la pareja que componen sus padres, aunque tiene dos hermanas mayores por parte de su papá, la famosa Pipa Osoro, uno de los arqueros más importantes de Entre Ríos en los últimos 40 años de la historia de nuestro fútbol. Desde muy chiquita acompañó a su madre a practicar lo que más disfrutaba, el padel, y se paseaba por las canchas mirando los partidos. Así fue que entre tantos deportes que practicó en su corta vida, decidió quedarse con este que tanto le gusta.
Cuando llegamos al Recreativo Bochas Club, lugar pautado para llevar a cabo la entrevista, ella estaba esperando junto a su entrenador Pablo Irigoytía. La recepción fue muy amable y rápidamente comenzó la entrevista, mientras tanto su coach iba y venía con la intención de no invadir el reportaje.
—¿Cómo te dividís entre los estudios y el deporte?
—A la mañana curso el cuarto año en el Colegio Plaza Mayor, y a la tarde trato de entrenar o voy al gimnasio. Con el tema de los viajes, falto y justifico las faltas, mientras que con lo del Mundial se me van a juntar mucho los últimos exámenes, de todas formas me va bien en la escuela.
Tras cartón, rápidamente interrumpió el diálogo su técnico, que en ese instante ingresaba nuevamente al salón, y dijo que “si no le va bien no juega”, a lo que Aranzazu respondió solamente con una pícara sonrisa.
—¿Practicaste otro deporte además del padel?
—Si, jugué básquet, voley, hockey, además hice natación, canotaje, probé futbol, también practiqué tenis, es más, hasta el año pasado jugaba a todo en Rowing y en simultáneo con el padel que lo empecé a jugar de chiquita porque mamá jugaba y me llevaba a las canchas. La veía jugar a ella y me gustaba así que empecé a practicarlo.
—¿Quién va a ser tu pareja en el Mundial?
—Todavía no sé, nos van a decir un poco más adelante cuando concentremos en Buenos Aires o sino según el partido va a depender como nos organizan.
—No tener un período de entrenamiento con tu dupla, ¿te juega en contra?
—Si, juega en contra, pero es lo que hay porque todas las chicas son de Buenos Aires y los entrenamientos se van a hacer fin de semana por medio allá y comenzarán el 9 de septiembre, es por eso que tengo que entrenar sola.
—¿Qué expectativas tenés para el Mundial en octubre?
—Tengo muy buenas expectativas pero hay que ver como se prepara el equipo porque una sola no hace nada. Es un deporte en equipo y todas vamos a pelear por un titulo, creo que si estamos unidas lo podemos llegar a ganar, tenemos un equipo bastante fuerte.
—¿Cuál te parece el rival más duro?
—De los países que participan, Argentina, España, Francia, Portugal, Italia, Reino Unido, Uruguay, México y Brasil, el más complicado puede ser España que tiene las mejores jugadoras del mundo y por ahí Brasil que también tiene muy buenas exponentes, pero a los otros creo que les podemos ganar, algunos con mayor dificultad, otros con menor dificultad pero creo que le podemos ganar.
—¿Cómo solventas los gastos de las paletas, la ropa y hasta los viajes?
—Las paletas y la ropa me las da un sponsor que es Dabber y los viajes los pagamos nosotros, estamos buscando ayuda del Gobierno, pero no es nada seguro todavía. Es difícil porque para el Mundial sale dos mil dólares el pasaje ida y vuelta, la estadía y todo lo demás lo paga la Asociación Argentina de Padel.
—¿Siempre que viajas te acompaña algún familiar?
—Voy con mi papá y mi mamá a todos lados y al Mundial me acompaña mi papá seguramente, aunque no está confirmado por el costo del viaje. Si quisiera viajar sola podría hacerlo con la autorización de mis padres.
—¿Cómo te ves en el futuro?
—Quiero estudiar medicina, cirugía estética pero estoy indecisa todavía, odontología también me gustaría. De todas maneras, mi idea es irme a España, de hecho en el Mundial tengo una puerta más o menos abierta para quedarme allá, por ahí se me da y me quedo allá a trabajar del padel. Igual, quiero terminar el colegio y estudiar algo allá, seguramente. Tuve una posibilidad de irme y no me dejaron, así que voy a terminar el colegio acá y después veré. En el caso de irme a España al principio iría sola, pero en cuanto se puedan ir mis papás se van a ir. No les va a quedar otra.
—¿En España el padel es un deporte que puede darte los medios para vivir?
—Si, no sólo por los sponsor, sino por lo que ganás en cada torneo, también podes dar clases particulares. Yo conozco a Catalina Tenorio que es de Paraná y juega en España, conozco un par de jugadoras más y me hablo con ellas, también conozco varios clubes y dueños de marcas.
Cuando el grabador se apagó, Aranzazu nos contó que su entrenador no viaja con ella y, mitad en broma, mitad en serio, expresó su deseo que la acompañe en el caso de que se vaya a vivir a España. En ese momento Pablo entró nuevamente y comenzó a alistarse para iniciar el entrenamiento del día, mientras elogiaba y en cierta medida retaba a su aprendiz.
Esperamos a que terminen de prepararse mientras manteníamos una amena charla informal, y en cuanto estuvieron listos nos despidieron y se fueron hacia el sector de las canchas.
Al retirarnos del lugar nos quedó una sensación un poco extraña, es que habíamos estado conversando con una niña de apenas 15 años pero con una madurez superior y una seguridad excepcional en cuanto a lo que desea para su vida.
A partir de esto es que pensamos en que realmente es un ejemplo para los jóvenes de su edad y para muchos, no tan jóvenes, que aún no tienen bien en claro lo que quieren.